El poder de un libro abierto: por qué seguir acercando la lectura a nuestros niños
En un mundo dominado por pantallas, notificaciones y estímulos constantes, ver a un niño abrir un libro, pasar sus páginas con curiosidad y sumergirse en una historia sigue siendo uno de los actos más esperanzadores que podemos presenciar.
No importa la edad; incluso los más mayores, que a veces aparentan estar ya lejos del mundo de los cuentos, muestran una chispa especial cuando se reencuentran con una buena historia.
En el colegio lo vivimos a diario: los niños se transforman cuando un libro entra en escena. Escuchan, preguntan, se ríen, se sorprenden. La lectura compartida genera un ambiente de conexión, calma y emoción. Pero también sabemos que en casa a veces la realidad es distinta. El ritmo cotidiano, las tareas, el cansancio... a veces simplemente no hay tiempo ni energía para todo.
Sin embargo, ahí está el gran reto y también la gran oportunidad: encontrar pequeños momentos para acercar el libro como quien ofrece un regalo. Porque lo es. Y lo sigue siendo, incluso frente al brillo de una pantalla. Es verdad que si un niño tiene la opción entre un dispositivo y un libro, normalmente elegirá el primero. Lo sabemos bien. Los dispositivos están diseñados para estimular, para captar su atención de forma inmediata. Pero cuando ese estímulo se pausa, cuando se crea un espacio libre de pantallas, y en ese lugar aparece un libro, algo cambia. La lectura empieza a recuperar su lugar.
Y lo más bonito es ver que los niños no han perdido su capacidad de disfrutar. Les sigue fascinando el misterio de una portada, el olor de las páginas, el ritmo de una historia leída en voz alta, o simplemente sentarse a curiosear imágenes y palabras.
Solo necesitan que alguien les acerque el libro en el momento adecuado. No se trata de imponer, sino de invitar. De crear rutinas pequeñas, como leer juntos antes de dormir, llevar un libro al parque o dedicar unos minutos después de comer para compartir una historia.
Desde el Departamento de Lengua, cada año organizamos con mucha ilusión el Mercadillo de Animación a la Lectura: los alumnos traen libros que ya han leído y los intercambian por otros nuevos, creando así una cadena de lecturas compartidas y redescubiertas.
En un libro caben todos los mundos posibles, y cuando les enseñamos a abrir uno, les estamos enseñando también a mirar más allá de lo inmediato, a soñar con lo que aún no conocen.
Por eso, desde el cole seguimos apostando por la lectura como un pilar fundamental del desarrollo de nuestros niños. Y por eso también animamos a las familias a reconectar con este gesto sencillo y poderoso: sentarse con un libro. A veces, eso basta para encender una chispa que durará toda la vida.