La dislexia es una dificultad de aprendizaje que afecta principalmente a la adquisición de la lectoescritura.
Aunque es posible detectar indicios desde los primeros años de escolarización, se manifiesta con mayor claridad y se puede diagnosticar a partir de tercero de primaria, cuando la demanda lectora aumenta significativamente.
Los primeros años de la infancia son cruciales para el desarrollo de la habilidad de leer y escribir, pero es importante destacar que, aun detectada más adelante, siempre es posible seguir trabajando para mejorar las competencias en esta área.
En nuestro colegio, entendemos la importancia de intervenir no solo en lo académico, sino también en el plano emocional.
Los niños con dislexia, al enfrentarse a dificultades que otros compañeros no parecen tener, pueden llegar a sentir que son diferentes o menos capaces.
Acompañarlos y reforzar su autoestima es fundamental para su desarrollo integral.
Es esencial recordarles que, aunque presenten esta dificultad, poseen muchas otras cualidades en las que destacan, como la creatividad, la empatía o la habilidad para resolver problemas y que no son ni más ni menos que cualquier otra persona.
En nuestro colegio tenemos una ratio aproximada de uno o dos alumnos por clase de 30.
Para apoyar a estos estudiantes, adaptamos de manera individualizada los contenidos y métodos de enseñanza, asegurándonos de que progresen a su propio ritmo y se sientan valorados dentro de su clase.
Porque más allá de las dificultades, cada niño tiene un potencial único que debemos ayudar a descubrir y potenciar.